La reciente aprobación de la llamada “Ley Espía” ha encendido las alarmas en distintos sectores de la sociedad. En una entrevista para el programa “A las nueve con uno”, Luis Fernando García, especialista en derechos humanos y tecnología, así como cofundador de Red en Defensa de los Derechos Digitales, advirtió sobre el alcance de estas reformas, que permiten una vigilancia masiva sin precedentes en México.

Aunque se le llama “Ley Espía”, no se trata de una sola legislación, sino de un conjunto de reformas que incluyen la Ley del Sistema de Inteligencia, la Ley General de Población y la Ley de Telecomunicaciones.
En conjunto, estas leyes permiten que instituciones como la Guardia Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia accedan a bases de datos públicas y privadas en tiempo real y sin control judicial, incluyendo datos biométricos, bancarios, fiscales y de geolocalización.
Uno de los cambios más inquietantes es la obligatoriedad de la CURP biométrica para casi todos los trámites, desde adquirir un chip telefónico hasta abrir una cuenta en redes sociales.
Según el especialista, esto convierte a la CURP en una “llave maestra de vigilancia”, ya que registra y vincula cada movimiento digital de los ciudadanos, permitiendo un seguimiento detallado de su vida cotidiana.
García señaló que esta centralización de información representa un riesgo mayor de filtraciones, hackeos o mal uso por parte del gobierno o incluso de grupos criminales.
Además, advirtió que se pretende utilizar inteligencia artificial para analizar los datos de millones de mexicanos, lo que eleva aún más las posibilidades de vigilancia invasiva y errores algorítmicos con consecuencias legales o sociales.
Contrario a la creencia popular, los sistemas biométricos no son infalibles. Existen ya tecnologías capaces de suplantar huellas, rostros o voces utilizando inteligencia artificial. “Mientras más grande es la base de datos, más atractiva se vuelve para los ciberatacantes”, explicó García, quien cuestionó la necesidad de crear una nueva CURP obligatoria cuando ya existen identificaciones oficiales como el INE o el pasaporte.
Otro punto preocupante es que esta CURP biométrica facilitaría la conexión con sistemas de videovigilancia con reconocimiento facial, como las cámaras ya instaladas en varias ciudades.
Hasta ahora, estos sistemas eran ineficientes por la falta de una base de datos completa; sin embargo, con la nueva CURP podrían adquirir un poder sin precedentes para el rastreo masivo.